Carta de adhesión del arquitecto Sandro Trujillo Palomino


"Lima 25 de Junio del 2006

Sr. Alberto Tejada
Alcalde del Distrito de San Borja

CC. Gerencia de Desarrollo Urbano
A quien Corresponda

CC. Gerencia de Participación Vecinal
A quien corresponda:


Este documento tiene por objeto solidarizarme con los reclamos de los vecinos de la alameda Julio C. Tello en las Torres de San Borja, los cuales con gran y correcto interés, han tenido a bien poner en consideración ante el que suscribe el bochornoso atentado que esta sufriendo su arquitectura residencial, la cual es ciertamente reconocida.

Tal como expone la carta referida a la “destrucción y el urbanismo en plaza Julio C. Tello…” (Correspondencia 05724, 25/05/05) y del cual no ha habido respuesta de ninguna clase; la erección de una gruta, la colocación de tres papeleras y el pintado de bancas en la parte central de la alameda, constituyen genuinos atentados a la calidad urbanística y habitacional de la arquitectura del complejo, los cuales jamás debieron ser permitidos por la municipalidad.

En bien de una reflexión seria, la municipalidad debería saber que las “Torres de San Borja” son probablemente una de las obras cúspides del urbanismo nacional, cuya realización meritoria, en el caso del sector afectado (Sector 7), se debe al prestigiado arquitecto peruano Carlos Williams, quien es reconocido a nivel nacional e internacional.

Es mi deber decir que una intervención como esta, que no conlleva ninguna calidad estética, solo destruye lo que para San Borja debería ser un orgullo urbanístico; uno donde hay pobladores, muchos de los cuales, como los interesados, reconocen el valor arquitectónico, y por tanto cultural, de sus residencias. Lo que expreso con mis mejores intenciones.

Atentamente.


Sandro Trujillo Palomino
Arq. Cap. 7297"

Carta de adhesion del Arqueólogo Lic. Daniel Morales Chocano. Director de la Escuela de Arqueología de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos


"'LAS MENTALIDADES QUE AGREDEN'

Como Director de la Escuela de Arqueología de la UNMSM y Vicedecano del Colegio de Arqueólogos, respetuoso de las normas y tradiciones, el conocer los sucesos ocurrido en la Plaza Julio C. Tello de las Torres de San Borja, me causa el mismo malestar que siento por sucesos de la misma naturaleza que continuamente ocurre en todo Lima.

El caso de la construcción de una "Gruta o altar" en un área de esparcimiento es un acto de ignorancia, improvisación e informalidad, su ubicación inadecuada rompe la armonia de un contexto funcional de arquitectura formal que obedece a un estudio y diseño urbanístico que es ejemplo de estética y buen gusto.

Es necesario entender que cada cosa debe estar en su lugar, lo civil en lo civil, lo religioso en lo religioso, no se puede sobreponer una sobre otra, pues atenta contra los principios y tradiciones establecidas, yo no puedo rezar en un lugar de distracción y esparcimiento al igual que no puedo jugar fútbol en la iglesia.


La cruzada emprendida por los vecinos de la Plaza Julio C. Tello es un buen precedente para seguir el ejemplo, frente a tanta arbitrariedad que ocurre a diario en el vecindario y para que las autoridades ediles tomen nota sobre el asunto, para hacer respetar el ornato de la ciudad.

Ciudad Universitaria, 21 junio del 2006.

Lic. Daniel Morales Chocano
Director de la Escuela Academica Profesional de Arqueología"

Carta de adhesion del Arqueólogo Dr. Alberto Bueno Mendoza


"A quien corresponda:

El que suscribe, Dr. Alberto Bueno Mendoza con DNI: 07356034, Doctor en Arqueologia y Profesor Principal de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos, a solicitud de los vecinos de la Plaza Julio C. Tello del distrito de San Borja, tiene a bien expresar lo siguiente:

Que es la segunda vez que he sido requerido para dar una opinión personal sobre la arquitectura moderna y arqueológica de la Plaza Julio C. Tello, la cual es estimada en no menor cualidad de notable. Que es lamentable que la municipalidad no haya jamás atendido los requerimientos y las solicitudes de los vecinos respecto a la defensa de su patrimonio arquitectónico y cultural, el cual es deber proteger.

Y que por segunda vez me ratifico en que la gruta y el enrejado que actualmente se pretende colocar a su alrededor, constituyen atentados escandalosos a los patrimonios arquitectónicos del presente y del pasado que tan adecuadamente han sido conjugados en esa “esquina” del distrito.

Los monumentos arqueológicos de San Borja, que hemos investigado, constituyen sitios invalorables que deben armonizar con los entornos urbanísticos, sin deformaciones aberrantes como grutas sin diseño o rejas sin sentido.

Es mi opinión a favor de los bienes culturales de San Borja.

Lima 21 de Junio del 2006

Atentamente

Alberto Bueno Mendoza
Director del Proyecto Los Monumentos Arqueológicos de San Borja y los Orígenes de Lima. (1989 – 1993)"

Carta de adhesion de los arquitectos Juan Manuel Castro y Roberto Carlos Gonzales




Lima 23 de Junio del 2006

Municipalidad de San Borja

Sr Alcalde
CC. Gerencia de Desarrollo Urbano
Fiscalización y Control urbano

Ref. Correspondencia 05724 (25-05-05) Construcción irregular en Plaza Julio C. Tello. Torres de San Borja.

Presente.

Es grato saludarlos a la vez de adherirnos a la denuncia planteada en la correspondencia de referencia y que a la fecha no ha tenido respuesta alguna, referida a la alteracion de la Plaza Julio C. Tello con la construcción de una Gruta, eliminación de arboles y la instalación de basurero sin criterios urbanísticos. Razón por la cual exponemos el sustento siguiente:

Es importante apoyar y felicitar la persistencia de los vecinos de la Urb. Julio C. Tello que tratan de preservar los valores culturales existentes representados en la arquitectura de este conjunto habitacional donde además son moradores.

Es lamentable que algunos vecinos, no tengan conciencia del patrimonio arquitectónico y urbanistico contemporáneo en el que habitan, probablemente ignorando el valor que posee siendo premiado por el Colegio de Arquiotectos del Perú oportunamente y que también es uno de los pocos que preserva su forma primigenia sin que haya sido afectada por alteraciones antojadizas.

La defensa del patrimonio inmueble por parte de la comunidad no es frecuente en nuestro medio, más aún si es contemporáneo -siendo más vulnerable a la modificación, mutilación, alteración o eliminación en forma inmisericorde- con mayor razón es necesariola actuación de Uds. En pro de esta iniciativa por que lleva inherente y de forma explicita la preservación de la identidad con el lugar, con su espacio, los cuales demuestra que no son valores abstractos para el común de la gente.

La arquitectura es la memoria de la ciudad y como tal debemos seguir alentando su protección y respeto apoyando iniciativas que procuren defender su arquitectura como esta, que representa un aporte a la cultura.

Es bueno aclarar que el patrimonio arquitectónico no son solo las construcciones del pasado sino toda edificación bien proyectada y ejecutada en un momento del tiempo como el actual.

Por estas razones los arquitectos abajo firmantes nos solidarizamos con las acciones de los recurrentes que buscan ponerla en salvaguarda de las arbitrarias intensiones de personas que atropeyan el derecho de los demás al intentar cambiar el uso del espacio público y su forma sin tener en cuenta los canales existentes de consulta.

Por ello reiteramos el pedido de la referencia y Solicitamos a Ud. Sr. Alcalde disponga a quien corresponda ejerza las atribuciones contempladas dentro de la Ley Organica de Municipalidades de Ordenar, Controlar y Fiscalizar el adecuado desarrollo urbano y proteger el patrimonio cultural de su jurisdicción.

Concretamente solicitamos la reubicación de la Gruta construida en la Plaza, la reubicación adecuada de los basureros alli instalados e iniciar el reemplazo de los arboles talados por otros similares (Molle).

Sin otro particular nos reiteramos de Uds.

Atte,.

Manuel Juan Castro-Torres Velarde
Arq. Cap. 4430

Roberto Carlos Gonzáles Macasi
Arq. Cap. 8251"

Carta de adhesión del Ingeniero Elvis Rojas Tirado



"Lima, 30 de Junio del 2006

Sr. Alberto Tejada
Alcalde del Distrito de San Borja

CC. Gerencia de Desarrollo Urbano
CC. Gerencia de Participación Vecinal

De mi mayor consideración: Habiendo tomado cuenta la consulta y reclamo de los vecinos de la Alameda Julio C. Tello en las Torres de San Borja, y luego de examinar el problema expuesto, visto en la erección de una construcción contundente (gruta) en el jardín principal de su mayor espacio publico, tengo a bien expresar lo siguiente:

Que dado su innegable carácter urbano esta construcción no cumple, y no cumplió en su erección (ver expediente de correspondencia 05724), con un Expediente Técnico de Obra (Memoria Descriptiva, planos, costos y estudio de impacto ambiental); más aún, dado que se encuentra en una vía pública, de una aprobación por la entidad competente, a través de la elaboración de un Proyecto a nivel de perfil cumpliendo con la Ley Nº 27293 del Sistema Nacional de Inversión Pública –SNIP.

De otro lado, la improvisada ubicación de la construcción afecta notoriamente a los sistemas de servicios de agua potable y alcantarillado existentes en el complejo habitacional; dificultando la libre maniobrabilidad en las actividades de operación, mantenimiento y reposición de las tuberías cuando estas cumplan su período de vida útil.

En consecuencia y con el más profundo respeto de la fe y creencia religiosa de las personas, me permito recomendar a vuestra representada la necesaria reubicación de la mencionada construcción, para mitigar el impacto ambiental causado, el desequilibrio del ornato público y la afectación negativa de los sistemas básicos de saneamiento que sirve a la vecindad.

Atentamente,

Elvis Rojas Tirado
Ingeniero Sanitario Consultor
Reg. CIP Nº 69384"

Carta a la Municipalidad de San Borja. 26/7/06 Exp. 8760-06 (no contestada)

Señor:
Dr. Alberto Tejada Noriega
Alcalde del Distrito de San Borja

c.c.: Gerencia de Participación Vecinal

c.c.: Gerencia de Desarrollo Urbano

Presente:

Asunto: Acerca del deterioro de la arquitectura, el urbanismo y la vivienda en la Alameda Julio C. Tello. Torres de San Borja.

Los que suscriben, residentes y propietarios de viviendas en la Alameda Julio C. Tello, Torres de San Borja, visto del constante y sistemático deterioro urbano al que ha sido expuesta la alameda y los residentes, en común acuerdo expresamos lo siguiente:

a. Que los vecinos y propietarios, en reconocimiento del valor arquitectónico del Conjunto Habitacional Torres de San Borja, subsector 1C[1] el cual es uno de los pocos complejo de viviendas del país premiado por el Colegio de Arquitectos del Perú, y en donde apaciblemente residimos; hemos visto desde mediados del año 2004 como nuestro vecindario, la Alameda (ex Plaza) Julio C Tello, ha sido invadido por elementos ajenos a su diseño y arquitectura original, los cuales pueden ser resumidos en los siguientes ítems:

1. La erección inconsulta y arbitraria de una “gruta” en un extremo de la plaza

2. La colocación de tres papeleras grandes alrededor de un solo jardín (menos de 50 metros lineales)

3. El pintado de las bases de las bancas (color rojo ladrillo)

4. La colocación y el vaciado de una losa de cemento frente a la gruta en donde existía un jardín.

5. La matanza de un hermoso maguey nativo[2] y árboles jóvenes (níspero, pacae, cucarda, etc.) que decoraban los jardines públicos de la alameda.

6. La colocación ilegal y arbitraria de una reja de fierro soldada, alrededor de la gruta.

Elementos que han sido erigidos o modificados sin el adecuado permiso municipal y sin el conocimiento de la mayoría propietaria; por una minoría[3], la cual desconoce el valor inherente del diseño, la arquitectura y el paisaje de nuestro vecindario.

b. Los vecinos y propietarios hemos visto que los elementos que han sido impuestos en la alameda han traído consecuentemente cambios en el habito y los modos de residencia, lo cual ha derivado inevitablemente en el grave deterioro arquitectónico del área, además del deterioro social y psicológico de los residentes; los cuales se han caracterizado por mantener, en los más de 20 años de existencia de las Torres de San Borja, un modo de vida apacible y respetuoso.

Desde la erección de la “gruta”, la comunidad de vecinos de la Alameda Julio C. Tello han sufrido un proceso fuerte de desunión sin precedentes, el cual cada vez es alimentado por la sorpresiva imposición arbitraria de elementos nuevos o modificaciones al paisaje que atentan contra el urbanismo y los modos de vivienda diseñados en nuestro vecindario.

Aunque parezca incongruente, hay que decir que en la Alameda Julio C. Tello la municipalidad no solo ha permitido la fuerte desunión de los vecinos, sino que ha fomentado la destrucción de su arquitectura más valiosa, de su mejor patrimonio físico-arquitectónico; lo cual estamos seguros ha pasado por un desconocimiento y un descuido. Los que suscriben no culpamos a la municipalidad por esto, pero demandamos que estos hechos sean corregidos lo más pronto posible para evitar que se sigua deteriorando la Alameda; y que los hábitos de residencia y conducta de los vecinos no sigan cayendo en la desidia, la falta de respeto y la desunión general.

Para esto proponemos:

1. La reubicación de la “gruta”, la cual atenta contra el ornato del parque, modifica el uso público del pasaje, de las bancas, altera la naturaleza original del jardín; y por sobre todo atenta contra la calidad urbanística del vecindario. La gruta, debe contar con los respectivos permisos municipales, con un diseño arquitectónico que este al menos al nivel de la arquitectura premiada del vecindario; y que no afecte el transito ni la belleza del ornato publico, que le pertenece a todos.

2. El retiro de al menos dos de las tres papeleras que se encuentran ubicadas alrededor de un solo jardín, lo cual constituye un absurdo urbanístico. Estas papeleras han convertido a la Alameda Julio C. Tello en un acopiador de basura público, ensuciado el ornato del parque, y modificando la conducta de limpieza que imperaba en la Alameda durante los más de 20 años de existencia de las Torres de San Borja.

3. El retiro de la losa de cemento que fue puesta arbitrariamente frente a la gruta[4] matando el jardín que existía y modificando seriamente el diseño de la alameda, con el consecuente deterioro urbanístico que esto implica.

4. La reposición del hermoso maguey nativo. Una planta decorativa que no requiere agua ni mantenimiento y que constituye un patrimonio natural del Perú. Esta planta fue matada para imponer rosales[5], es decir flores estacionarias de alto cuidado y que requieren mucha agua, un recurso escaso de la costa, cuyo excesivo uso repercute en el alto costo de arbitrios que pagamos los vecinos.

5. La paralización de todo acto que altere la arquitectura, el urbanismo y el paisaje premiado de nuestro vecindario, la Alameda Julio C. Tello.

Esperando que la municipalidad actúe con la razón y el criterio de la salvaguarda de su mejor patrimonio arquitectónico, de mantener el ornato y la salud publica de sus vecinos, quedamos de Uds.

San Borja, Julio del 2006

Atentamente

Los vecinos residentes y propietarios de la Alameda Julio C. Tello.

Anexo:

1. Firmas de vecinos adherentes.
2. Carta de adhesión de los Arquitectos Manuel Juan Castro Torres y Roberto Carlos Gonzales Macasi
3. Carta de adhesión del Arquitecto Sandro Trujillo Palomino
4. Carta de adhesión del Ingeniero Elvis Rojas Tirado
5. Carta de Adhesión del Lic. Arqueólogo Daniel Morales Chocano
6. Carta de Adhesión del Dr. Arqueólogo Alberto Bueno Mendoza
7. Carta “Sobre la destrucción de la arquitectura y el urbanismo en la plaza Julio C. Tello, Torres de San Borja”, recepcionada por la municipalidad el 25 de mayo de 2005, con Nº de correspondencia 05724.


[1] Diseñado por el prestigioso arquitecto peruano Carlos Williams.

[2] Maguey que decoraba el jardín interior entre los edificios 274 y 284

[3] Dirigida únicamente por la Sra. Adriana Rivadeneira Parra

[4] Esta loza no es parte de la vereda, fue colocada irregularmente durante la ejecución del Programa de reparación de pistas y veredas de las Torres de San Borja

[5] Durante la ejecución del mantenimiento municipal de los jardines de la alameda - junio 2006 (Jefatura de Parques y Jardines e Inf. Menor)

Carta de adhesion del Arqueólogo Dr. Alberto Bueno Mendoza


"A quien corresponda

El que suscribe, Dr. en Arqueología y Profesor principal de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos tiene a su bien expresar lo siguiente"

Luego de haber visitado la Plaza Julio C. Tello puedo asegurar que la "gruta" erigida en una de sus áreas de jardín esta destruyendo la belleza arquitectónica del parque. Ha desmerecido su referencia, al igual que a todo el Sector 8 de las Torres de San Borja, a los grandes arqueólogos que estudiaron al Perú, como es el caso del Dr. Julio C. Tello; y en especial no tiene relación alguna, tanto en calidad estructural y estética, con el más importante sitio arqueológico del distrito de San Borja, con el que se encuentra espacialmente asociado.

Edificaciones del tipo no hacen más que perjudicar el valor y la calidad de monumentos de la arquitectura contemporanea y antigua, los cuales deben ser protegidos y preservados para futuras generaciones.

Atentamente

Alberto BUENO MENDOZA
Doctor en Arqueología
Director del Proyecto Los Monumentos Arqueológicos de San Borja y Los Origenes de Lima (1989-1993)
DNI: 07356034"

Carta a la Municipalidad de San Borja 25/5/05 Exp. 05724 No contestada

Dr. Alberto Tejada
Alcalde del Distrito de San Borja

C.C. Sra. Nori Paz de Ayala
Coordinadora Departamento de Participación Vecinal

Presente

Asunto: Sobre la destrucción de la arquitectura y el urbanismo en la Plaza Julio C. Tello, Torres de San Borja.

Sr. Alcalde, La primera semana de junio del año 2004 la plaza Julio C. Tello, en las Torres de San Borja fue sorprendida por la erección subrepticia de una estructura religiosa en uno de los espacios reservados para jardín. Este acontecimiento afecto notablemente el ornato del parque, además de haber constituido un acto arbitrario e ilícito llevado a acabo por un pequeño grupo de personas, sin el conocimiento de la mayoría de propietarios residentes en la Plaza.

El que al final suscribe hizo saber de inmediato su protesta pública por tal hecho, mismo que lamentablemente aún no ha sido corregido; en este sentido, el texto que viene a continuación, dirigido a UD. y nuestras autoridades ediles, constituye una reflexión argumental crítica por la cual se sustenta que la “gruta”, y posteriormente otros elementos, han significado la peor de las modificaciones a la plaza Julio C. Tello en toda la historia de vida del conjunto habitacional Las Torres de San Borja.

1er argumento. El procedimiento legal

La primera semana de junio la “Junta de Vecinos” de la plaza Julio C. Tello[1] llamó a una asamblea con carácter “obligatorio” mediante un papel pegado en los edificios y donde no se incluyó la agenda a tratar. Esta reunión se llevó a cabo con la asistencia de menos de 15 personas de un total de 67 propietarios por lo que nunca se alcanzó un quórum aceptable para una decisión que podría afectar la vida de los residentes de la plaza. Esto fue observado por un funcionario de la municipalidad.

Durante esta reunión, sin embargo, se “acordó” construir una gruta para lo se decidió pedir casa por casa una cuota pecuniaria de 10.00 soles por concepto de la construcción de dicha estructura. Sin embargo jamás se sustento los costos reales de la construcción, por lo que nunca se justifico el monto.

La estructura se empezó a edificar, sin conocimiento de la mayoría propietaria al día siguiente de esta reunión, a pesar de que miembros de la municipalidad habían prometido donar la mano de obra para la misma; lo que además no hubiese justificado el monto pedido en todas las casas (un total de 670.00 soles de 67 propietarios).

Para la edificación de esta estructura (la “gruta”) nunca se hicieron los tramites ni se gestionaron los permisos y licencias correspondientes con la municipalidad; jamás se elaboró un plano de ubicación ni constructivos, ni éste fue nunca visado por un profesional ad hoc. Y finalmente, nunca se consultó el diseño de la gruta con ningún especialista, arquitecto o artista.

Es más que claro que todo el procedimiento fue irregular y se impuso arbitrariamente. Cuando la “presidenta” de la junta fue requerida por los vecinos sobre los permisos, jamás mostró ninguno de los documentos que podrían avalar tal hecho[2]. La estructura así se completó de forma arbitraria, a pesar que se le hizo llegar una carta advirtiendo los errores en que se incurría[3].

Los vicios legales son más que evidentes, y si se parte de la premisa básica que la “Junta Directiva” es probablemente minoritariamente constituida[4], entonces es obvio que cualquier resolución o acuerdo emanada de no tiene el mayor valor legal, y más si afecta a todos los vecinos; muchos de los cuales son habitantes pasivos del vecindario. Si también tomamos cuenta que la reunión en la cual se decidió la edificación de la “gruta” no tuvo agenda y careció de Quórum de propietarios, entonces es más que claro que las actividades desarrolladas en referencia a esa edificación son ilícitas y jamás debieron ser permitidas por la institución edilicia[5].

Es sabido, por otra parte que la presidenta de la “Junta Vecinal” no es propietaria, por lo cual estaría completamente inhabilitada para ejercer tal función, o al menos participar en decisiones que afectan la arquitectura del vecindario. De acuerdo a la Ley de “Propiedad Horizontal” únicamente los propietarios tienen potestad para efectuar tales actividades.

La modificación sin embargo es absolutamente inapropiada, y como ya hemos expuesto con vicios legales. La carencia de licencia debió haber acarreado una multa, sin perjuicio de los costos por demolición que deben ser pagados por la “junta” que fomentó este acto.

La reducción en la calidad de la arquitectura por la edificación de una “gruta” tan mal hecha como la que se encuentra en la plaza Julio C. Tello, pudo haber acarreado ya, además, la depreciación del valor del vecindario[6] con una baja en los precios de las propiedades y alquileres; lo que justificaría también la posibilidad de enjuiciar en lo civil, por daños y perjuicios, a los que propiciaron y permitieron este atropello.

La importante en esta argumentación, es que se debe dejar en claro que todo el procedimiento y la edificación descrita han sido irregulares y se han terminado a pesar de que se hicieron protestas y se objeto técnicamente la obra. Objeción que no acepta la política del hecho consumado que tanto ha dañado al país, especialmente en un distrito donde no existe amnistía de licencia de construcción, razón por la cual es uno de los más formalizados de Lima.

La municipalidad no debe permitir bajo ningún motivo, la anarquía procesal en la construcción de elementos urbanos (construcciones dentro de áreas publicas, generalmente en parques que pertenecen a todos los vecinos) que afectan la imagen de sus vecindarios, especialmente de aquellos cuya arquitectura incluye diseños consumados y que han recibido premios; tal como es el caso que se discute. Si la municipalidad no ejerce la defensa urbana y cultural del distrito, mañana podríamos encontrar “monumentos” de cualquier índole religiosa en espacios públicos reservados, los que le pertenecen a todos.

2do argumento. El aspecto arquitectónico

Desde que el distrito de San Borja fue creado en 1983, este ha constituido uno de los principales municipios de Lima cuyo desenvolvimiento urbano ha sido altamente formalizado. Lo que se ha debido básicamente a que en sus años de existencia las administraciones de turno han sabido mantener el orden interno respecto a su imagen física.

Aunque los objetivos de las administraciones municipales no son estrictamente los mismos, las Direcciones edilicias vinculadas; como Desarrollo Urbano, Participación Vecinal, y Servicios Comunales, han mantenido cierta escala de desenvolvimiento que ha permitido al distrito mantener una imagen comunal con personalidad propia, apoyada en la arquitectura pública existente.

Esta imagen es patrimonio del distrito respecto a sus habitantes, los cuales se ven asociados a su comuna mediante derechos y deberes con referencia a cualquier actividad o servicio que se desarrolle en su jurisdicción; lo que quiere decir que el distrito mantiene un orden formal en su desarrollo, tanto social como urbano.

A este respecto, arquitectónicamente el distrito ha logrado concretar una imagen de modernidad coherente y de avanzada, la cual contrasta respecto a sus vecinos[7]; quienes, quizá exceptuando San Isidro, no mantienen un equilibrio urbano asociado al aspecto arqueológico, histórico colonial y contemporáneo marginal, (muchas veces de aspecto hacinado) que se incluyen en sus comunas.

San Borja adolece claramente de arquitectura colonial, al menos en proporciones destacables, sin embargo los dos sitios arqueológicos excavados en su jurisdicción[8] se han incorporado notablemente al entorno urbano que proveyó los complejos habitacionales de Las Torres de San Borja y Limatambo. Así como la única zona marginal de la comuna, ubicada entre la avenida Aviación, Canadá y la Calle Comercio, esta lo suficientemente circunscrita a su espacio, por lo que no constituye una zona representativa en el distrito.

Como se puede deducir, la arquitectura moderna, o mejor una tendencia contemporánea de la arquitectura urbana, tiene un referente directo en San Borja en edificaciones como el Museo de la Nación, Indecopi, el Coliseo Eduardo Dibós, Sencico, Inictel, Club del Centro Naval, o la Biblioteca Nacional (en construcción), entre otros; siendo, sin embargo, sus complejos habitacionales sus mejores referencias sobre el tema.

Si hablamos de los dos grandes complejos habitacionales de San Borja podemos ver que en el Perú no existen mejores representantes que las anteriormente nombradas. De acuerdo a un concepto fundamental de la arquitectura moderna, edificaciones como estas se diseñaron para contrarrestar los barrios “malditos”[9] y tugurizados de las grandes ciudades; lo que en San Borja ha tenido un resultado cabal.

Aunque es evidente que Lima no posee una tradición modernista, los complejos habitacionales de San Borja, sin embargo, se han constituido como premisas de desarrollos habitacionales posteriores con esa temática en otros distritos de Lima, los cuales no obstante, no han superado los logros en diseño y planeamiento alcanzados en las Torres de San Borja y Limatambo.

Las Torres de San Borja son en este sentido un ejemplo relevante, fue diseñada para dotar a la ciudad de un centro multifamiliar de calidad sobresaliente para una población mínima de 12 mil personas; en un área, que en los inicios de los ochenta se estaba constituyendo en un eje poblacional sur este de la Lima cuadrada, y que no debía tornarse marginal como sucedió con los distritos cercanos al centro de la ciudad.

De esta manera el conjunto se planteó mejorar los aspectos de vivencia superando también los problemas detectados en complejos habitacionales precedentes, tales como el acceso, el mantenimiento, o la escala; además de focalizar y solucionar el problema de vivienda en la zona de manera efectiva.

El diseño general incorporó manzanas de diseños particulares en 10 sectores, cuya adjudicación se hizo por concurso nacional; lo que quiere decir que cada una de estas manzanas tiene un diseño premiado y fue realizado por arquitectos independientes sobre bases concursales y requerimientos establecidos como estándares urbanísticos. La riqueza del conjunto, entonces, radica en su variedad de soluciones arquitectónicas en un entorno urbano altamente formalizado.

El logro arquitectónico urbanístico después de 20 años de existencia de las Torres de San Borja ha sido notable, sólo basta recorrer el conjunto para dar cuenta que el nivel de deterioro ha sido mínimo[10], y la mayoría de los cambios en el diseño general o particular de las manzanas se ha debido mucho más a requerimientos de orden físico (incremento de la seguridad), que ha cuestiones de orden funcional (naturales o adrede). La variación en la forma, mínima en ambos tópicos, no ha alterado la configuración ni la imagen arquitectónica de las manzanas; lo que es relevante.

Sin embargo los cambios pueden ser muy perjudiciales. Quizá exceptuando aquellos que corresponden a la seguridad o a mínimos cambios formales en fachadas expuestas[11] (estos últimos particulares), los cambios en la configuración de los accesos, calzada, aceras, parques, fachada y pintura de los edificios; y los techos por ejemplo, pueden deprimir la calidad estética y arquitectónica de las manzanas y por ende deprimir su valor, así como la calidad de vida de los residentes.

Muchos de estos cambios se han hecho de manera disimulada y en la mayoría de los casos la municipalidad ha debido corregir las variaciones que han atentado contra la arquitectura y el urbanismo del vecindario. Es inverosímil pensar que es la misma municipalidad la que alienta, promueve o ejecuta la alteración de la arquitectura de un vecindario por cualquier razón que sea.

El Sector 7[12] es un buen ejemplo de arquitectura consumada sujeta a grave y deliberado deterioro. Esta consta de 4 grupos de edificios y un grupo pequeño de corte comercial. Los edificios son cubos dispuestos en conjuntos de tres y agrupados formando espacios públicos independientes pero articulados a accesos exclusivos y una vía principal de acceso. Cada conjunto forma una unidad cerrada para incluir un vecindario con doble ingreso peatonal y salida independiente a calles y cocheras.

La urbanización tiene un ritmo variado gracias a la disposición de sus edificios por lo que la observación nunca es monótona, esta se complementa, además, con el importante sitio arqueológico que se encuentra en su extremo nor-oeste[13] y que parece formar parte del mismo conjunto arquitectónico. A este respecto, el diseño del sector hace referencia a su vinculación cultural, ya que se encuentra hacia el este de la Av. “Arqueología”, y las plazas o parques interiores, así como sus pasajes, tienen nombres de destacados intelectuales vinculados a la arqueología y la cultura del Perú[14].

Dentro del sector 7, está la Plaza Julio C. Tello[15], la misma que ha sufrido el mayor deterioro en su imagen arquitectónica debido a los siguientes hechos: la construcción subrepticia e ilegal de una “gruta”[16], la mala y exagerada colocación de papeleras en su área central, y el pintado de las “bancas” (destruyendo los acabados originalmente diseñados). Todos realizados en la plaza sin mediar ningún criterio técnico, por una junta vecinal, siendo avalados y/o auspiciados por la Municipalidad de San Borja.

La “gruta” ha sido previamente observada[17], sin embargo hasta el momento no se ha efectuado ningún correctivo al respecto. Lo que es más criticable es que posiblemente la municipalidad a respaldado la construcción, la cual no fue diseñada y jamás obtuvo ningún permiso para su levantamiento; el mismo que se hizo en un espacio público y ha afectado negativamente la imagen del conjunto, deprimiendo además el valor arquitectónico del vecindario.

Sobre la “gruta” se puede agregar lo siguiente. Esta se encuentra pésimamente ubicada (la peor posible), sobre un área destinada a jardín; su espacio de influencia[18] se sobrepone a la circulación principal de la plaza, estando además colocada entre dos “bancas”, las que ahora se aíslan entre si cambiando de uso la zona de estar. Asimismo podemos notar que la “gruta” tiene una orientación hacia la zona de circulación dándole la espalda a la Plaza misma, lo que de por si es una contradicción (una “gruta” de espaldas a la plaza).

La “gruta” es totalmente incongruente y de una falta de calidad estética notable; esta ha ensuciado el ornato y belleza de la plaza puesto que no armoniza con el lenguaje formal de los edificios y jardines existentes, y con la disposición espacial de los mismos; obstaculizando la perspectiva peatonal de los edificios y la riqueza visual del conjunto. La “gruta” deprime la imagen arquitectónica del vecindario, pero fundamentalmente altera el uso de la plaza como espacio público, trastocando y confundiendo la función con la que fue dotada.

Además, la “gruta” es de por si no solo un objeto antiestético sino ha sido confeccionada de materiales de pésima calidad. Se compone de un pedestal desproporcionado e irregular, enchapado con mayólica de saldo, presenta una jaula de perfiles de fierro soldados puesta encima, vidrios simples de diferentes tonos, y un techo a dos aguas compuesto de tejas de plástico y cerámica pintadas para homogenizarlas. La jaula incluye una luminaria con lámpara fluorescente sin instalaciones eléctricas (tuberías), e interiormente contiene un poyo de concreto enchapado de retazos de la misma mayólica, sin ningún concepto que ayude a conformar una unidad formal entre el exterior e interior.

El proceso constructivo fue también pésimo. Este no tuvo cimientos y sobrecimientos idóneos. Se utilizaron ladrillos king kong de fabricación artesanal, los cuales soportan una losa mal encofrada cuyos resultado es un enchape desigual en diversos puntos del pedestal; la jaula, hecha de perfiles de fierro soldados, tiene forma prismática sin tener en cuenta nuevamente la proporción y presenta una división central por lo que la jaula tiene 8 divisiones en las cuatro facetas expuestas[19]. Esta jaula fue colocada en su base cuando el cemento estaba fresco. Finalmente, solo mencionaremos que el resultado formal del techo es infeliz por la utilización de diferentes materiales así como su mala factura en la colocación.

Sobre las papeleras en el parque, de otro lado, hay que decir que, solo en la Plaza Julio C. Tello, se ha mal dispuesto la colocación de las mismas por razones de función, escala y ubicación. En primer lugar hay que decir que la mayoría de los parques cuentan con personal de servicio que los mantienen limpios, por tanto, la ubicación de las papeleras se debe dar en zonas de mayor circulación y no en sitios de poca accesibilidad (como ha pasado), por que de esta forma se estaría replanteando la labor de limpieza de la Plaza; probablemente por que se asume tácitamente que una papelera mantiene por si misma un área limpia. Las papeleras deben estar, en áreas de mayor concentración de personas y accesos principales a la Plaza.

La escala de la disposición es absurda y hasta escandalosa, si los cuatro grupos del Sector 7 tienen aproximadamente la misma área de parque, aunque con distribuciones de jardín particulares, ¿por qué la Plaza Julio C. Tello presenta 3 y en un área de poco transito[20]? La ubicación al respecto tiene que ver con la escala. Si sumamos linealmente la distancia entre las papeleras tenemos menos de 50 metros lineales, lo que indica que se colocó una cada 15 metros aproximadamente, cosa que es un absurdo para una espacio tan pequeño; mientras que solo el pasaje Carlos Romero, un acceso principal del Sector, de 280 metros lineales de circulación constante, no presenta una sola papelera.

El problema fundamental en este caso, es que es obvio que las papeleras no han sido colocadas por arquitectos o personal entendido en el tema, lo que es particularmente grave para un complejo urbano del nivel de diseño que tienen las Torres de San Borja. En el caso de la Plaza Julio C. Tello esta claro que las papeleras han sido ubicadas por la Junta Vecinal, la cual ha seguido deteriorando y ensuciado el ornato y la belleza visual del vecindario.

La última agresión a la arquitectura del parque lo constituyó el pintado de las “bancas”, las cuales fueron diseñadas en concreto gris pulido, formando cuadrángulos huecos elevados sobre un jardín. Este pintado se hizo en las facetas laterales de los asientos y en las bases ubicadas debajo de la losa. La pintura, de color rojo oscuro, fue claramente colocada para disimular el bochornoso matiz brillante cremoso de las losetas de saldo colocadas en la “gruta”, la que se encuentra obstaculizando la línea de bancas (tres) ubicadas en ese sector del parque; en lo que se puede llamar tratamiento de uniformización por parte de los autores de este despropósito.

Hasta aquí es más que obvio que la gruta, las papeleras, y la pintura, no han sido adecuadamente ubicadas o diseñadas, y se han colocado a pedido sin mediar ningún estudio urbanístico u arquitectónico. Esto demuestra fehacientemente que la municipalidad no esta desarrollando una labor adecuada en el mejoramiento del ornato de zonas publicas que deben ser tomadas como patrimonio edil, con la consecuente depresión del valor del conjunto y el superfluo gasto económico de la comuna.

Por lo expuesto, este argumento apunta a enfatizar el hecho que la arquitectura y el urbanismo de las Torres de San Borja son un patrimonio valioso, los cuales han sido dotados con los más altos estándares de urbanización y vivienda, mismos que no pueden ser alterados negativamente por ningún grupo de residentes; especialmente sin ningún criterio técnico y bajo ningún argumento. Esto solo se hace a desmedro de la calidad de vida y del valor real de la urbanización. Las modificaciones se hacen para mejorar y elevar el valor de las propiedades.

San Borja es un distrito arquitectónicamente moderno, y ha logrado este orden y este crecimiento temático debido a que ha sabido hacer respetar sus lineamientos de desarrollo urbano, y por que se ha cumplido o se ha hecho cumplir la ley y el orden dentro del municipio.

3er argumento. El aspecto social y religioso

Una de las principales razones por las que se han edificado complejos habitacionales como las Torres de San Borja, es la de contrarrestar las urbanizaciones caóticas, y los vecindarios marginales sucios y violentos en los que han derivado algunos sectores de Lima. Esto se hizo dotando a los proyectos habitacionales de un orden estructural y funcional, preestablecido mediante un diseño arquitectónico; el cual ha sido debidamente estudiado para su ejecución y aplicación práctica.

Aunque no siempre los resultados son los previstos, los diseños de vivienda evitan, en general, el deterioro de la forma de vida de sus residentes mediante la configuración de los modales y maneras de desenvolvimiento público y privado de sus residentes; en forma subliminal. Por lo que complejos con alta calidad de diseños, como las Torres de San Borja, confieren alta calidad de residencia.

Generalmente, proyectos cuyas escalas abarcan miles de habitantes se constituyen en patrimonios municipales, quienes se abocan en mantener o mejorar las condiciones de residencia y urbanización de estos proyectos; lo cual redunda en el mejoramiento de la calidad de vida. Lo inverso acarrea un detrimento en el valor de la residencia, y especialmente, en la calidad del comportamiento; lo cual es una respuesta sicológica al deterioro del diseño.

Lo que se ha visto en la Plaza Julio C. Tello es justamente ese efecto inverso. Debido al deterioro del diseño, a la alteración de su uso público, el valor y la calidad del parque se han reducido, y por ende el comportamiento de los residentes se ha afectado negativamente; el vecindario se ha dividido y han surgido rencillas, lo cual, como hemos dicho antes, es una reacción sicológica al deterioro.

El problema fundamental radica en que la municipalidad, la institución que debe defender la calidad del parque, ha permitido que una arbitrariedad, en este caso la erección de la “gruta”, se haya impuesto en una comunidad caracterizada por su actitud residencial pasiva; lo que en otros términos significa que se avalo un abuso y una ilegalidad; la cual ha tenido como raíz una perspectiva ignorante del valor del vecindario.

Esto sin duda alienta un comportamiento negativo, lo que esta relacionado, además, con la calidad y la connotación social que el objeto propone. Si se tolera la arbitrariedad, mañana podemos esperar “grutas” musulmanas, adoratorios o monumentos de cualquier índole; con los consecuentes hábitos y comportamientos sociales derivados, todos ellos no vinculados a la función pública del parque.

Esto significa que una “gruta” en un parque de la calidad de diseño de la Plaza Julio C. Tello no hace más que evocar las urbanizaciones caóticas y barrios marginales de la Lima hacinada, contra los cuales proyectos como las Torres de San Borja fueron diseñados. Lo que hizo únicamente para satisfacer los impulsos religiosos de un grupo de personas.

Lo más agravante quizá, es que la calidad intrínseca del objeto colocado es tan mala, que incluso la “gruta” o capilla ubicada en la zona marginal del distrito, a dos cuadras de la Plaza y frente a una loza deportiva, es mucho más bella, más lograda, y de mejor factura que el de la Plaza Julio C. Tello. El que los pobladores de un barrio marginal posean más altos valores estéticos es una paradoja, lo cual de algún modo indica quién o quiénes han realizado y avalado la “gruta” en la Plaza Julio C. Tello.

En este sentido la religiosidad es en realidad una excusa para acomedir actos que están de acuerdo al gusto de unos pocos, sino habría que preguntarse por qué se levanta una gruta en una zona que esta saturada de elementos religiosos. Es entonces obvio que una iglesia y tres grutas[21] no son suficientes para satisfacer los sentidos espirituales de ese pequeño grupo de personas, cuyas ansias no fueron manifiestas y no fueron impuestas en 20 años.

La religiosidad jamás se impone, y nadie tiene el derecho de hacerlo por que en principio va contra la constitución del Estado y las libertades personales, las cuales incluyen el culto por cierto. La religiosidad se promueve responsablemente sin agredir a nadie, sin arbitrariedades y sin egoísmos; la religiosidad es ecuménica y no puede ni debe afectar los valores comunitarios, estructurales e intelectuales de cualquier lugar, no puede ni debe deprimir un vecindario ni puede ni debe atomizarlo. Eso solo pasaba durante la conquista y la colonia del Perú, ahora no.

Como hemos visto, es obvio por muchas razones que el aspecto religioso ha sido subvaluado, “la gruta” no ha justificado el dinero que se solicitó y del cual jamás se rindió cuenta alguna, lo que en cierto modo explica la calidad del resultado, y en extenso, devalúa también la imagen interior[22] de la misma. Esta claro entonces que para erigir ese elemento religioso nunca se tomo en cuenta el criterio de que las cosas de Dios son bellas, exclusivas o caras; o al menos se corresponden o superan el nivel urbanístico-arquitectónico del área donde se inscriben; que en el caso del Sector 7 de las torres de San Borja (ganadora del Hexágono de Oro)[23] no ha pasado, por decirlo menos.

Conclusiones

Este documento ha tratado de exponer las razones por la cuales consideramos que la imposición de una “gruta” en la Plaza Julio C. Tello, Sector 7 de las Torres de San Borja, constituye un acto ilícito, amoral y atentatorio contra el espacio público, y contra una arquitectura en la que residen cientos de personas.

Este hecho constituye un pésimo precedente para una comunidad y un distrito caracterizados por mantener un ordenamiento urbano acorde a parámetros formales de calidad y prestigio; los cuales no pueden ser deteriorados debido a la ignorancia o la desidia. Permitir esto constituye una falta grave del municipio con su propia comuna.

Es imperioso que estos tipos de actos sean corregidos a tiempo, de lo contrario se corre el riesgo de permitir el deterioro moral y psicológico de los residentes al verse avasallados por actos ilícitos, y ver que se alienta esta ilegalidad. La gravedad e irregularidad de los actos ha sido plenamente demostrada por la renuncia de la directiva completa de la Junta Vecinal que fomento ese hecho.

La municipalidad tiene el deber de actuar de acuerdo a ley, y de hacer respetar las normas municipales vigentes, la cual es también una obligación moral del cuerpo edil. Mediante este documento sugerimos que se haga lo siguiente:

1. Inhabilitación a los miembros de la directiva que estuvieron vinculados al hecho. La presidenta de la Junta Vecinal, Adriana Rivadeneyra, quien ejecutó personalmente la obra, nunca renunció a su cargo y sigue en actividad. Esta persona ha demostrado su incapacidad para trabajar por el mejoramiento del vecindario.

2. Que la “gruta” sea demolida, y en caso que se desee su reposición, que se seleccione una ubicación que no perjudique la libertad de residencia, transito, expresión y de religiosidad de los residentes. Para esto que se concurse el diseño para que alcance los estándares mínimos con los que cuenta el Sector 7 de Las Torres de San Borja.

3. Que se replantee la ubicación de las papeleras que saturan el jardín central de la Plaza. Esta ubicación, y su cantidad en tan pequeño espacio, ensucian virtualmente el ornato del parque, coadyuvando a deteriorar, junto con la gruta, la arquitectura del vecindario.

...

Los residentes de las Torres de San Borja están compuestos mayoritariamente por jóvenes; si se permiten atropellos, imposiciones e ilegalidades de pequeños grupos de personas, se esta dando un pésimo ejemplo a las futuras generaciones que van a residir y dirigir los destinos del complejo habitacional, del distrito y probablemente de la nación entera. Ante esto, la municipalidad debe actuar con responsabilidad, inteligencia y proyección al futuro.

Atentamente

Gori Tumi Echevarría López
Arqueólogo
Alameda (ex Plaza) Julio C. Tello 274 No 303 Torres de San Borja

Anexo:

1: Carta abierta de observaciones sobre la construcción de la “gruta”, por J. Troy Echevarría L., Arquitecto UNI.

2. Carta abierta sobre la destrucción de la arquitectura del vecindario, por Gori Tumi Echevarría López. Arqueólogo.

3. Carta de adhesión del Arqueólogo Dr. Alberto Bueno Mendoza



[1] Constituida por una minoría residente, algunos no propietarios.

[2] Ni siquiera se conoce el acta de propietarios que firmaron aprobando la construcción de la “gruta”.

[3] Carta anexa firmada por el arquitecto J. Troy Echevarría L.

[4] Puesto que no incluye a la mayoría propietaria.

[5] El día 30 de junio toda la directiva de la “Junta Vecinal”, excepto la presidenta, renunció en pleno durante asamblea pública debido a las frecuentes irregularidades en que la presidenta ha incurrido, las que incluyen cirtamente la edificación de la “gruta”.

[6] Si el valor promedio de una casa en la Plaza Julio C. Tello es 30.000.00 $ (dólares), y la depreciación en que se incurre por el deterioro de la Plaza es de 5%, entonces la plaza ha bajado su valor en más de 100.000.00 $ (dólares).

[7] La Victoria, San Luis, Ate Vitarte, Santiago de Surco, Surquillo y San Isidro.

[8] Huacas Limatambo (San Borja Sur) y San Borja Norte.

[9] Término de Le Corbusier. Arquitecto francés propulsor de la arquitectura moderna.

[10] Comparado con otros módulos de vivienda menos antiguos, y sin la misma calidad de diseño.

[11] Estas no deberían cambiarse si están sujetas al Régimen de Propiedad Horizontal.

[12] Diseñada por el Arquitecto Carlos Williams. Sector 1, Subsector 1C, en la distribución hecha para el distrito por la municipalidad de San Borja.

[13] Huaca San Borja.

[14] Plaza Julio C. Tello, Plaza Larco Hoyle, Plaza Eugenio Yakowleff, Plaza José Casafranca y Plaza Maria Reiche (antes Rebeca Carrión), Pasaje Max Uhle (antes Jorge C. Muelle) y Pasaje Enrique Bruning (antes Carlos Romero).

[15] Ubicada en el centro este del Sector 7

[16] “Gruta” o “ermita” son términos no aplicables a la construcción erigida en la plaza. Una verdadera ermita, de acuerdo al diccionario de la Real Academia Española, es una “Capilla o santuario situado por lo común en despoblado”. Aquí, como es evidente, usamos el término “gruta” de un modo genérico.

[17] Dos cartas abiertas fueron redactadas al respecto. Ver anexo.

[18] Todo elemento religioso altera el área a su alrededor, el mismo que se percibe en las reacciones, positivas o negativas, de las personas hacia este.

[19] La división central impide una lectura clara del interior.

[20] ¡Han sido colocadas en un solo jardín!

[21] La gruta de la iglesia, la gruta de la Plaza E. Yakowleff, y la gruta del barrio marginal. Todas a menos de 150 metros de la Plaza Julio C. Tello.

[22] Imagen que también constituye una selección arbitraria y muy particular, cuyo prolegómeno no es relevante en este momento.

[23] Máximo premio de la arquitectura peruana.

Fotos:

Foto 1.

Foto 2. Ubicación de la "gruta". (vistas desde la Alameda)

La "gruta" interrumpe la armonia que existia entre las tres bancas de estar (cambia el uso original). El área de influencia de la "gruta" se superpone a la circulación principal de la alameda sin mencionar que le da la espalda al parque mirando a un corredor peatonal.


Foto 3. La "gruta"

La falta de imagineria, la utilizacion de materiales de pesima calidad, la falta de proporcion asi como su mala ubicacion y combinacion entre si, dan como resultado que se reconozca que esto no pertenece al lugar. Ni estando cerca se percibe claramente el interior.


Foto 4. Detalles de las bancas

La pintura destruye la imagen formal de las bancas solo con el objeto que la "gruta" se integre mejor al conjunto (sin lograrlo). El rojo fue elegido por el color pintado en loas seudo tejas, estas de diferentes materiales y tamaños (sobras)


Foto 5. Pasaje Carlos Romero (vista desde el estacionamiento)

Se observa claramente la inexistencia de papeleras en toda la longitud del pasaje. El pasaje Carlos Romero es el articulador peatonal entre todas las plazas, hoy alamedas del sector. El ancho del pasaje infiere su flujo peatonal... nop hay papeleras.

Foto 6. Alameda Julio C. Tello

Se observan dos fenomenos: la absurda ubicacion de y distanciamiento de las papeleras alrededor de un solo jardin, y la gruta dandole la espalda al parque. Asimismo en las vistas se percibe un elemento "extraño y perdido" en el conjunto.