Carta Abierta sobre la construcción de una "gruta" de la Plaza Julio C. Tello

ANTE LA CONSTRUCCIÓN REPENTINA DE UN ELEMENTO RELIGIOSO EL QUE SUSCRIBE REALIZA ALGUNAS OBSERVACIONES (Carta enviada la primera semana de junio del 2004):

El complejo de viviendas en que vivimos “Las Torres de San Borja” fue galardonado con el premio Hexágono de Oro de la Arquitectura Peruana en la década del 90 (Máximo premio de la arquitectura nacional).

Para tomar la decisión de edificar un estructura en una de sus plazas (La plaza Julio C. Tello es la mejor y más grande de ellas) esta tiene que ser estudiada por personas calificadas en el tema y debe ser aprobada por una mayoría legalmente válida (mitad más uno) de los propietarios de la Plaza.

En caso de que la edificación fuese aprobada, se tendría que evaluar la ubicación y la calidad del diseño a construir, sin perjuicio de los permisos de la municipalidad respectiva. No se puede permitir que personas no conocedoras en el urbanismo y arquitectura decidan y construyan elementos que atentan contra la belleza de la plaza.

ESTOS SON ALGUNOS DE LOS ERRORES GARRAFALES EN LA CONSTRUCCIÓN QUE SE ESTÁ REALIZANDO ACTUALMENTE:

1. Inexistencia de planos de como va quedar la construcción, lo que hubiese permitido verificar la calidad y la imagen del espacio resultante.

2. La ubicación elegida es la peor posible. Esta se encuentra en el área de mayor circulación cuando debería estar en la de menor, lo cual no afectaría la libre circulación de personas; quienes no necesariamente comparten las mismas creencias religiosas.

3. Se afecta el área de estar (bancas para sentarse). Esta área se esta partiendo en dos zonas, lo que esta cambiando el uso de las bancas; convirtiendo recreación o solaz en culto y reverencia.

4. Se crea un espacio sucio visualmente. Las bancas y la construcción se obstruyen y el nivel del piso es disparejo creando espacios residuales lo cuales serán futuros tachos naturales y urinarios para perros.

Nota

Estas reflexiones se hacen esperando que se detenga la construcción por ser la peor posible, repentina (apresurada) y de calidad mínima. No es solo un atentado hacia el valor excepcional de nuestro espacio público sino hacia las personas; ya que el parque es parte nuestro hogar y a nadie le gustaría que le construyeran un elemento, divorciado de la estética o de las libres creencias religiosas, en la puerta de su casa.

Atentamente

J. TROY ECHEVARRÍA L.
Arquitecto UNI.
Plaza Julio C. Tello 274, No 303

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